Puerto de Bilbao

Muñoz Degrain, Antonio
Valencia, 1840 - Málaga, 1924
Puerto de Bilbao, 1900
Firmado y fechado en el ángulo inferior derecho: "Muñoz Degrain / 1900"
Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga.
Óleo sobre lienzo
83 x 129,5 cm
CTB.1995.45
Historia de la obra
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Colección privada, 1990.
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Escudero Almoneda, Feriarte, Madrid, 26 de noviembre de 1995.
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Colección Carmen Thyssen-Bornemisza.
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-AA.VV. : Cien años de pintura en España y Portugal, 1830-1930. Madrid, Ed. Antiquaria, 1991, p. 321 (cit. como Bahía Mediterránea).
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-García Alcaraz, R. (comisario): Antonio Muñoz Degrain, (Cat. Exp.), Madrid, Caja de Madrid, D.L. 1995, p. 144.
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-De Canaletto a Kandinsky. Obras maestras de la colección Carmen Thyssen-Bornemisza Museo Thyssen-Bornemisza. Llorens Serra, Tomàs (ed.). [Cat. exp. Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza]. Madrid, Fundación Colección Thyssen-Bornemisza, 1996, n. 54, p. 152. [Ficha de José Luis Díez].
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-Museo Carmen Thyssen Málaga. Colección. Catálogo razonado, Fundación Palacio de Villalón, Málaga, 2014. Pág. 336-337 (Ficha José Luis Díez).
Informe del experto
El cuadro refleja una panorámica de la ría bilbaína tomada desde una de sus orillas, dominada en primer término por los perfiles abruptos de unos peñascos de rocalla, junto a los que permanece varada una barcaza, viéndose a su lado un grupo de marineros calentándose alrededor de una hoguera. En el agua permanecen anclados varios veleros, adivinándose al fondo la silueta de un vapor que atraviesa la ría y otras embarcaciones pequeñas. A lo largo de la ribera se levantan las construcciones portuarias, que se pierden en la lejanía entre el humo y las chimeneas, dibujando el perfil más característico de esta ciudad industrial.
Aunque Muñoz Degrain pintó algunas otras vistas costeras del norte de España, éstas son poco frecuentes en la obra del artista valenciano, que durante toda su vida demostró una rendida predilección por el colorido sensual y exuberante del mundo mediterráneo y oriental, al que dedicó lo mejor y más personal de su fecundísima producción paisajística, además de los parajes boscosos, las panorámicas montañosas cubiertas de nieve o los episodios de inundaciones.
Profundamente transformado su aspecto real por la irrefrenable imaginación del pintor, este lienzo muestra sin embargo al Muñoz Degrain más contenido dentro de una gama de color sobria y entonada, de tonos fríos y plomizos, que reflejan espléndidamente la luz del cielo vasco, que baña por completo el paisaje, convirtiéndose en protagonista absoluta de la composición. En efecto, la sensación desapacible de la frialdad húmeda del puerto bilbaíno, encapotado de nubes, es reforzada por el artista con la presencia de la hoguera, resolviendo todo el paisaje con una técnica enérgica y deshecha, plenamente acorde con la modernidad de las vanguardias europeas de ese momento, pero ya presente en las obras pintadas por Muñoz Degrain desde la década de 1870.
Expuesto en 1990 con el título Bahía mediterránea, se conoce otra versión de esta misma composición pintada por Muñoz Degrain, aunque de medidas algo menores (65 x 100 cm) y técnica considerablemente más cuidada, con la que presenta algunas variantes, además de no estar fechado. Teniendo en cuenta la impulsiva personalidad artística de su autor, su extraordinaria capacidad creadora y su desbordante fantasía, que le permiten variar continuamente de lenguaje plástico e impiden cualquier intento de repetición mimética, resulta en principio arriesgado señalar cualesquiera de estas dos versiones como réplica de la otra, ya que el artista llega en cada una de ellas a resultados estéticos diferentes. Así, mientras que en este ejemplar fechado Muñoz Degrain utiliza una técnica amplia, de trazo largo y grueso empaste, que tan sólo esboza a grandes rasgos los elementos principales de la composición, resaltando sus volúmenes y los efectos de luz del cielo sobre las tranquilas aguas de la ría, en el lienzo sin datar se detiene en precisar más los distintos elementos del paisaje, con toques breves y menudos del pincel, que infunden una mayor vibración cromática a la composición.
José Luis Díez